La pandemia del virus Corona ha desencadenado una gran cantidad de medidas fiscales en todo el mundo para ayudar a las empresas y a los ciudadanos a hacer frente a los efectos negativos de la pandemia. Sólo en 2020 las autoridades aplicaron más de mil medidas fiscales, según la base de datos de medidas fiscales por países de la OCDE. Las medidas aplicadas se pueden clasificar de la siguiente manera, por orden de aparición:

  1. Aplazamiento del pago de impuestos
  2. Exención de impuestos
  3. Reducción del tipo impositivo
  4. Bonificaciones o créditos fiscales mejorados
  5. Prórroga de la declaración de impuestos
  6. Compensación de pérdidas fiscales mejorada
  7. Devolución acelerada de impuestos
  8. Flexibilización del reembolso de la deuda tributaria
  9. Aumento de las prestaciones
  10. Derecho a prestaciones reforzadas
  11. Aumento de impuestos

La gran mayoría de estas medidas fiscales tienen carácter temporal. En la siguiente figura vemos la fecha de finalización de las distintas medidas fiscales a lo largo del tiempo. Hay que señalar aquí que un gran número de estas medidas fiscales se interrumpieron en diciembre de 2020, pero al mismo tiempo se instauraron muchas medidas fiscales nuevas en el mismo mes y en enero de 2021.

Del gráfico anterior se desprende que en el segundo semestre de 2021 finalizarán la mayoría de las medidas fiscales existentes. Esto podría tener importantes implicaciones para las empresas y los ciudadanos, ya que las empresas tendrán que empezar a pagar impuestos diferidos y perderán el acceso a créditos o mayores beneficios. Esto supondrá una fuerte presión sobre la posición de tesorería de las empresas.

Al mismo tiempo, vemos que los empleados ya han sufrido significativamente en todo el mundo. La encuesta Risks That Matter Survey 2020 de la OCDE muestra que más del 10% de los hogares sufrieron una pérdida de empleo y casi la mitad de los hogares experimentaron interrupciones relacionadas con el trabajo, como podemos ver en la siguiente imagen.

El mismo estudio también muestra que casi un tercio de los hogares informan de dificultades financieras desde el comienzo de la crisis. Se trata de cifras significativas que repercutirán en la fidelidad de los empleados en un futuro próximo si no se abordan adecuadamente.

Si juntamos las dos observaciones: las empresas que potencialmente se enfrentan a problemas de liquidez y los empleados que experimentan dificultades financieras, esto podría dar lugar a un aumento de la cantidad de empleados que buscan puestos mejor pagados en un futuro próximo. Algunas empresas han pedido a los empleados que sacrifiquen una parte de su salario durante la pandemia - estas empresas corren el doble de riesgo, porque los empleados esperarán volver pronto a sus salarios normales. Si la empresa no tiene dinero para hacerlo, puede que muchos empleados abandonen la empresa.

En la mayoría de los países, las medidas adicionales de desgravación fiscal para hacer frente a la pandemia han provocado importantes discrepancias en los presupuestos nacionales. Estas tendrán que ser compensadas en el futuro, muy probablemente mediante una mayor presión fiscal sobre las empresas y los ciudadanos. La buena noticia es que esto podría llevar varios años, por lo que el efecto inmediato será mínimo.

Por otra parte, los posibles efectos de tesorería previstos para las empresas podrían tener importantes efectos secundarios. Los clientes podrían no ser capaces de pagar a tiempo o incluso en su totalidad debido a problemas de liquidez, lo que aumentaría los problemas de liquidez existentes para la empresa. Los proveedores podrían no ser capaces de entregar sus materias primas a tiempo o en su totalidad, lo que podría causar interrupciones en el proceso de fabricación y en la entrega a tiempo y en su totalidad de los productos terminados a los clientes, lo que a su vez tendrá un efecto en cadena sobre los problemas de flujo de caja.

En definitiva, es importante que los propietarios de las empresas y los directores generales se preparen y tengan una visión clara de los distintos escenarios hacia el futuro (próximo), con una buena visión de los riesgos y oportunidades relacionados. Es primordial que las empresas tengan una buena visión de los riesgos más amplios de la cadena de suministro y de las posibles implicaciones para el flujo de caja. Al mismo tiempo, la dirección estratégica para los próximos trimestres debe ser clara y comunicarse eficazmente a todos los empleados. Es un hecho conocido que con una información insuficiente, los empleados son más propensos a adoptar una visión negativa, por lo que una buena comunicación de un plan claro es crucial.

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